Rut se encontró en una situación sumamente difícil en Moab cuando su esposo Mahlón murió después de diez años de matrimonio. Decir que su situación era "difícil" es poco. Las mujeres en la antigüedad no tenían empleo, dependían completamente de los hombres en sus vidas para su manutención. Siendo una mujer viuda y sin hijos, Rut no tenía a nadie que la ayudara, dependía de la generosidad de los desconocidos porque no había miembros de su familia que la ayudaran. Ella pertenecía a una de las clases más bajas y desfavorecidas del mundo antiguo.
Rut se alió con alguien que estaba en una situación todavía peor: su suegra Noemí. Como su esposo y sus dos hijos habían muerto, Noemí también era una viuda sin hijos. Ella no tenía familia que la cuidara en Moab y era demasiado grande como para volver a casarse. Noemí pasaba por una situación desesperante y penosa, y decidió regresar a su país de origen, Israel. Rut demostró un amor y lealtad inquebrantables al negarse a permitir que su suegra pasara por una etapa tan horrible sola.
Rut podría haberse quedado en Moab, su propio país, con el apoyo de sus parientes lejanos. Ella era lo suficientemente joven como para volver a casarse y podría haber ganado cierta estabilidad financiera de esa manera, pero estaba decidida a ayudar a Noemí, incluso a costa de dejar atrás su propio país, amigos, familia, cultura y dioses.
Rut dio uno de los mejores discursos acerca de la lealtad y el amor cuando le dijo a Noemí: "No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Que el Señor me castigue severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte."
Rut y Noemí se dirigieron a Belén, la ciudad natal de Noemí en Israel. Llegaron durante el inicio de la cosecha de cebada. Como viudas en una situación de pobreza extrema, dependían de la generosidad de los demás para obtener alimentos. Rut se encargaba de recoger las espigas de cebada dejadas atrás por los cosechadores.
Levítico 19:9-10 dice que los agricultores en Israel eran instruidos a dejar una parte de su cultivo sin cosechar. Si una espiga de grano se caía, debían dejarla en el suelo para que los pobres la recogieran. Rut fue a recoger espigas al campo de Boaz, quien resultó ser un pariente de Noemí. Cosechar, especialmente el recoger las gavillas que se caían, era una tarea calurosa, polvorienta y agotadora, pero Rut trabajó tan arduamente, desde el amanecer hasta la puesta del sol, que el supervisor la notó.
Un día, cuando Boaz estaba supervisando su campo, él también notó a Rut. El supervisor le habló bien de ella. Boaz trató a Rut con una amabilidad extraordinaria. Él le aseguró que estaría a salvo, le permitió beber agua del pozo que usaban sus trabajadores, le dio comida para almorzar, le permitió juntar espigas aun entre las gavillas, e incluso instruyó a su trabajadores que se dejaran caer espigas a propósito para que ella las recogiera. Boaz hizo todo esto porque había oído hablar de la devoción y lealtad de Rut hacia Noemí. A través del arduo trabajo de Rut y la generosidad de Boaz, ella pudo traer a casa una cesta llena de cebada, comida más que suficiente para varios días.
Boaz era el guardián-redentor de Noemí, un término legal para quien estaba obligado a cuidar a un pariente en serias dificultades. La costumbre requería que un guardián-redentor asumiera la responsabilidad de casarse con una viuda sin hijos, garantizando así que el apellido de la familia continuara.
Noemí sabía que Rut estaría mejor cuidada si se casaba, por esto le sugirió que Rut se ofreciera como esposa de Boaz. Debido a que Boaz era el reconocido guardián-redentor de la familia de Elimelec (el difunto esposo de Noemí y suegro de Rut), Rut podía apelar legítimamente a él, pidiéndole que se casara con ella a fin de salvaguardar el nombre de la familia.
Noemí le dijo a Rut cómo presentar su propuesta de matrimonio a Boaz. Al final de la cosecha, Boaz iría a trillar el grano. No era raro que los ladrones intentaran robar la cosecha, y Noemí sabía que Boaz dormiría en el campo de trillar para proteger la cebada. Ella le dijo a Rut que fuera al campo de trillar, pero que no dejara que Boaz la viese hasta que él terminara de comer y beber.
Noemí le dijo a Rut que se fijara dónde se acostaba Boaz y que en silencio lo descubriera, y se acostara a sus pies. En la cultura de aquella época, esto se interpretaba como un acto de sumisión completa.
A medianoche, Boaz se despertó, sorprendido al descubrir a una mujer acostada a sus pies. Rut presentó su petición de una manera humilde, diciendo que era su sierva, pero también de una manera audaz (¡pero no inapropiada!), pidiéndole a Boaz que la tomara por esposa: "Yo soy tu sierva Rut", dijo. “Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el guardián-redentor de mi familia.” La frase "extienda sobre mí el borde de su manto" era una forma de decir, en esa cultura: "soy viuda, tómame como tu esposa."
Atraído por su carácter virtuoso, Boaz estuvo de acuerdo inmediatamente, pero todavía había un obstáculo más que vencer.
Boaz era el guardián-redentor de Noemí y Rut, pero había un miembro de la familia que era un pariente más cercano. Boaz no podía ejercer su derecho a casarse con Rut a menos que este pariente aceptara renunciar a sus derechos.
Ese mismo día Boaz fue a la puerta de la ciudad, reunió a diez testigos y se encontró con el hombre en cuestión. Inicialmente, el pariente accedió a comprar una parcela de tierra que le había pertenecido al esposo de Noemí. Todo parecía perdido hasta que Boaz le recordó que, además de comprar la tierra, también debía casarse con Rut y darle hijos para que el apellido de Elimelec no desapareciera. El hombre pronto cambió de opinión porque no tenía ningún interés de poner en peligro su propia herencia y sus tierras. Se quitó una sandalia y se la dio a Boaz, una costumbre que confirmaba la validez de contratos de redención e intercambio. Entonces, los testigos bendijeron el matrimonio de Rut y Boaz.
Noemí fue bendecida a través del matrimonio de ellos cuando Rut y Boaz tuvieron a su primer hijo y su primer nieto, Obed. La Biblia destaca a los descendientes heroicos de Rut. Rut, una completa extranjera, se convertiría en la bisabuela del más grande rey de Israel. Obed fue el padre de Isaí, quien a su vez fue el padre del gran rey David. Fue a través del linaje de David que el Mesías vino al mundo.
A través de su lealtad inquebrantable, su increíble determinación y su servicio desinteresado, Rut no solo proveyó de una manera heroica a las necesidades de su familia, sino que se también se convirtió en un eslabón fundamental en la genealogía del héroe más grande de la Biblia: Jesucristo, el Hijo de Dios.
Tanto José como Rut enfrentaron grandes dificultades al inicio de sus vidas, ya que luchaban por sobrevivir en un país extranjero, pero su integridad hizo la diferencia.
Rut podría haberse quedado en Moab y Daniel podría haber consentido a comer la comida del rey Nabucodonosor. Ambos héroes se rehusaron a tomar un atajo y siguieron a Dios.
Rut eligió a Elohim sobre los dioses de su pueblo. Luego eligió ayudar a su suegra, Noemí, en lugar de volver a casa. Como resultado, Dios la recompensó con amor y protección.
Héroes Test de Trivia Bíblica: 12 preguntas sobre Rut, la viuda sabia
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