Si hubieras conocido a Juan en su juventud, es probable que no te hubiera caído bien. Tenía un gran problema de orgullo. Se protegía a sí mismo a expensas de los demás, era impetuoso y detestaba que lo corrigieran. El joven también tenía mal carácter y una violenta sed de venganza. Y como si eso no fuera poco, también era muy crítico de los demás.
A pesar de todo esto, Jesús realmente amaba a Juan y vio que él tenía potencial heroico, honestidad y un corazón que reciprocaba su amor. Jesús sabía que, bajo la influencia correcta, Juan podía convertirse en un poderoso mensajero de bien y lo llamó a ser su discípulo.
A medida que maduró, Juan demostró haber sido una excelente elección. El era un amigo leal y un discípulo sincero y devoto que se convertiría en un gran líder de la comunidad cristiana primitiva.
Juan era el más joven de los doce apóstoles y el hermano menor de Santiago, quien también era un discípulo. Junto con Andrés, el hermano de Pedro, ellos fueron los primeros discípulos que Jesús llamó. Juan también era un pescador.
Juan tuvo una larga vida. Vivió lo suficiente como para ver a Jerusalén destruida por los romanos y al templo en ruinas. Él sería el último discípulo en morir, habiendo tenido una estrecha conexión con Jesús. Esto le otorgó a sus palabras una influencia especial. A través de su sinceridad al hablar de Jesús y su sacrificio, Juan ayudo a innumerables personas a conocer a Jesús.
También fue un escritor prolífico. A lo largo de su vida escribió el Evangelio de Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis, todos ellos se encuentran en la Biblia. ¡Jesús había escogido un ganador!
Para convertirse en un gran apóstol, Juan tuvo que crecer y madurar mucho. Después de todo, él fue quien le informó a Jesús que él y otros discípulos le habían "prohibido" a un hombre que no era un discípulo expulsar demonios en el nombre de Jesús. Jesús respondió diciendo: "Todo el que no está en contra de ustedes está a su favor.”
Descaradamente, Santiago y Juan, ayudados por su madre, también intentaron arrogarse puestos de honor preguntando si los hermanos podían sentare uno a la derecha y el otro a la izquierda del trono de Jesús en su reino.
En respuesta a su pregunta, Jesús les preguntó si podían beber de su copa. Ellos respondieron afirmativamente, pero Jesús les dijo que, aunque pudieran compartir en su sufrimiento, solo su Padre decidiría quién se sentaría a su lado.
Jesús sabía que estaban hablando con orgullo y ambición y los reprendió diciendo que los más grandes en su reino debían servir a los demás.
En otra ocasión, Jesús envió mensajeros delante de él a un pueblo samaritano pidiéndole a la gente que preparasen bocadillos para Él y sus discípulos. Pero cuando Jesús se acercó a la ciudad, su aspecto era como si quisiera ir a Jerusalén. La gente del pueblo se puso celosa y en lugar de pedirle que se quedara, lo trataron sin la menor cortesía.
Santiago y Juan se enojaron mucho por esta gran falta de respeto. Ellos dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma, como hizo Elías?" Ellos se referían a los soldados samaritanos que habían sido enviados por el rey Ocozías para capturar al profeta Elías, y que habían sido destruidos con fuego que cayó del cielo.
A Jesús le entristeció mucho su conducta impetuosa; y ellos se sorprendieron cuando los corrigió diciendo: "no sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas."
Juan, más que cualquier otro discípulo, ocupaba un lugar especial en el corazón de Jesús. La Biblia lo llama "el discípulo a quien Jesús amaba" (Juan 21:20). Su cercanía con Jesús quedó demostrada durante varias experiencias: Juan, Santiago y Pedro fueron los únicos discípulos que vieron a Jesús resucitar a la hija de Jairo, el fariseo. El también fue uno de los tres discípulos selectos que presenciaron la transfiguración de Jesús, poco antes de que fuera arrestado.
Juan se mantuvo cerca de Jesús aun mientras que el estaba muriendo en la cruz. El vinculo cercano entre Jesús y Juan quedo revelado cuando Jesús declaró a su madre que Juan sería su hijo, y a Juan que María sería su madre. Esto no solo demostró el amor desinteresado de Jesús por su madre, presente hasta su último aliento, sino que también demostró su cariño especial por Juan.
Jesús envió solamente a Juan y a Pedro a la ciudad de Jerusalén para hacer los preparativos de su última Pascua (la última cena). Durante la cena, el "discípulo a quien Jesús amaba" (Juan) se sentó al lado a Jesús. La gente acostumbraba recostarse sobre sofás para comer, y este discípulo se recostó sobre el pecho de Jesús. Durante la comida, Jesús le dijo a Juan que Judas lo traicionaría.
Luego de que Jesús ascendiera al cielo y el Espíritu Santo se derramara sobre los seguidores de Jesús, a lo que se denominó Pentecostés, Juan y Pedro tuvieron un rol muy importante en el movimiento cristiano primitivo. Juan y Pedro estaban juntos cuando el hombre cojo fue sanado, junto al Pórtico de Salomón del templo. El también fue echado en la cárcel junto con Pedro. Junto con Pedro fue a visitar a los creyentes recién convertidos de Samaria. Juan se quedó en Judea y sus alrededores mientras que los otros discípulos regresaron a Jerusalén para el Concilio Apostólico (alrededor del 51 dC).
Los líderes judíos odiaban a Juan por su testimonio acerca de Jesús y su fidelidad a Él. Querían silenciarlo para que las enseñanzas y los milagros de Jesús fueran olvidados. Lo citaron a Roma para ser juzgado por su fe. Ellos convocaron a testigos falsos y distorsionaron lo que Juan había dicho, para hacerlo quedar como un rebelde hereje.
Juan habló de forma clara y convincente acerca de su relación con Jesús. La gente estaba asombrada por la sabiduría de sus palabras. Pero cuanto más poderoso era su testimonio, más crecía su odio contra él.
El emperador Domiciano hizo que lo echaran en una olla con aceite hirviendo. A pesar de esta terrible experiencia, Juan permaneció leal a Jesús, dispuesto a soportar todo por causa de su nombre. Juan salió de la olla ileso.
El emperador Domiciano luego ordenó que Juan fuera desterrado a la isla de Patmos, una isla estéril y rocosa en el mar Egeo. Este tipo de exilio podría haber abatido el espíritu y restringido sustancialmente la influencia de Juan, si no fuera porque él se sentía aún más impulsado a compartir el mensaje de Jesús.
Juan simplemente siguió avanzando. Mientras que estaba en la Isla de Patmos, formó amistades, difundió el mensaje del amor de Dios y llevó a muchos a Jesús. En lugar de frenarlo, el exilio forzoso de Juan en Patmos se convirtió en una oportunidad para escribir lo que muchos creen que es su pieza literaria más influyente hasta el día de hoy: el apocalipsis. Este libro revelaría al mejor amigo de Juan, Jesús, y a sus planes para el futuro de la humanidad.
"Ven, Señor Jesús", dijo este héroe bíblico al concluir el Apocalipsis, recordando a los seguidores de Jesús que Él volvería para llevarlos al cielo.
Juan era el más joven de los discípulos de Jesús. A lo largo de su longeva vida nunca dejó de compartir el amor de Jesús.
Juan no era tan orgulloso como para no aprender las lecciones de vida más importantes; al igual que José, quien se transformó de joven mimado en líder maduro y fuerte.
Quiz de trivia bíblica de Héroes: 12 preguntas sobre Juan, el discípulo amado
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