Ester, cuyo nombre original en hebreo, "Hadasa", significa “mirto”, era parte de la gran comunidad judía que fue obligada a trasladarse a Persia, pero que decidió no regresar a Judá con Esdras. Durante el tiempo de Ester, Judá era considerada una tierra poco desarrollada y silvestre. Ester, en persa, significa "estrella".
Huérfana desde una edad temprana, ella fue criada por un primo mayor, Mardoqueo, que era un oficial real y se sentaba junto a la puerta del rey. Mardoqueo proveyó un buen hogar y una buena crianza para Ester en Susa, la ciudad capital de Persia. Más importante aún, Mardoqueo era bueno, amable y leal, y le enseñó a Ester a desarrollar las mismas cualidades.
Cuando Ester creció, fue seleccionada para participar en una especie de concurso de belleza, algo así como “Miss Universo del Imperio Persa.”
El rey Asuero (comúnmente conocido como Jerjes I) estaba buscando una nueva esposa. Vasti, su primera esposa, lo había desobedecido cuando rechazó sus embriagadas ordenes de comparecer ante otros hombres borrachos en una de sus muchas fiestas.
Aunque este concurso de belleza pueda sonar divertido, había mucho en juego. Es cierto que la ganadora se convertiría en reina, pero las perdedoras no podían volver a casa o casarse con otro hombre. Las otras “concursantes” permanecieron en el palacio y se convirtieron en concubinas. Muy pocas veces veían al rey, vivían como en una viudez perpetua.
Durante el concurso, Ester demostró que sabía cómo hacer amigos e influir a las personas. Cuando Ester llegó por primera vez a la residencia real donde se alojaban las otras "participantes" del concurso de belleza, se ganó la simpatía de Hegai, el eunuco del rey que estaba a cargo del harén.
Hegai le dio a Ester las mejores habitaciones, la mejor comida, las mejores criadas --- bueno, ya te das una idea. Incluso le dio más de lo permitido para sus tratamientos de belleza.
Cuando llegó el turno de Ester de ser presentada ante el rey Asuero, ella sabiamente le pidió a Hegai que la ayudara. ¿Quién sabía más acerca de los gustos del rey que él? Hegai sabía exactamente lo que Ester debía hacer y lo que debía ponerse. Valió la pena. ¡El rey Asuero la eligió!
Cinco años después de la coronación de Ester, Amán ascendió al puesto de asesor principal del rey Asuero. Esta fue una mala noticia para todos. En primer lugar, Amán era un hombre muy orgulloso y también era inseguro. En segundo lugar, Mardoqueo y él no se llevaban bien. Mardoqueo se negó a inclinarse ante Amán cuando este llegó a la puerta, y eso enfureció a Amán.
Amán estaba tan enojado con Mardoqueo que decidió desquitarse con todos los judíos. Como asesor principal del rey Asuero, logró persuadirlo de que firmara un decreto que básicamente garantizaba el genocidio de los judíos.
Ester no se dio cuenta de que un decreto de muerte había sido promulgado contra su pueblo (la vida del palacio estaba bastante protegida del mundo exterior) hasta que un día vio a Mardoqueo sentado en cilicio y cenizas. Sin entender por qué Mardoqueo estaba vestido de esta manera, ella le envió ropas nuevas. Mardoqueo le envió un mensaje a Ester diciendo que Amán había redactado un decreto autorizado a que todos los judíos fueran asesinados en una fecha determinada. Mardoqueo le pidió a Ester que intercediera por los judíos, pero, hasta ese momento, nadie en el palacio sabía que ella era judía.
Inicialmente, Ester se resistió a las súplicas de Mardoqueo porque no creía que le correspondiera a ella interceder. Aunque ella era la reina, el rey no le había pedido consejo. De hecho, a esta altura, ¡el rey Asuero no había solicitado su compañía durante un mes! Además, las reglas del palacio dictaban que si alguien entraba a ver al rey sin invitación previa, podría morir, a menos que le extendiera su cetro de oro.
Entonces, Mardoqueo le recordó a Ester su deber para con su pueblo: ¿Quién sabe si para esta hora has llegado al reino? Además, el hecho de que Ester fuera reina no significaba que se salvaría.
Eso puso las cosas en perspectiva para Ester y ella se preparó para la batalla en la corte. Aparecer ante el rey Asuero no era una pequeña tarea. Decir que el rey era precipitado e impredecible era quedarse corto. Ester literalmente podría haber perdido la vida simplemente por tener la audacia de visitarlo sin una invitación.
¡Los soldados que van a la batalla saben que tienen que usar todas las herramientas a su disposición! Ester se aseguró de verse lo mejor posible. Llevaba puesta su ropa más bonita, pero lo más importante es que estaba ayunando y orando, y que todos los judíos ayunaban y oraban también. Había llegado el momento de dar la cara y defender lo correcto, ¡y si debía morir, moriría!
Ella susurró una oración. Respiró profundamente. Y luego entró en la sala del trono.
Milagrosamente, ¡el rey Asuero le extendió su cetro! ¡Incluso parecía contento de verla!
Ester mostró gran diplomacia y estrategia en sus peticiones al rey Asuero. En lugar de decirle inmediatamente que Amán estaba intentando matar a todos los judíos, ella misma incluida, Ester se tomó las cosas con calma. Hablar de este asunto abiertamente en la sala del trono podría haberle dado a Amán y sus compinches una ventaja: podían aliarse para desacreditarla y tornar al rey en su contra.
Sabiamente, Ester invitó al rey Asuero y a Amán a un banquete en sus habitaciones del palacio esa noche, asegurándose de tener privacidad y una pequeña audiencia. Además, esto era en su propio terreno, donde se sentía más a gusto y en control.
El primer banquete le dio tiempo a Ester para ablandar al rey y a Amán, a fin de ganarse su confianza. El rey Asuero se dio cuenta una vez más de por qué había elegido a Ester como reina y cuánto la amaba. Después de haber sido suntuosamente atendido, el rey ahora estaba obligado, por la tradición, a concederle algo mejor a cambio. Pero Ester decidió que aún no era hora de revelar todas sus cartas. Ella los invitó a otro lujoso banquete, al día siguiente, y dejó el resultado en las manos de Dios.
Durante la segunda fiesta, Ester decidió dar el siguiente paso con la ayuda de Dios. Dios le dio las palabras exactas para suplicar por su vida y la de su pueblo. Ester acusó a Amán de diseñar un plan maquiavélico y el rey estalló en cólera. Amán se dio cuenta de que su propia vida ahora corría peligro. Perdió su compostura y cayó en el sofá de Ester, suplicándole que le pidiera al rey que le perdonara la vida.
En ese momento, el rey Asuero regresó del jardín y vio lo que Amán estaba haciendo. El creyó que Amán intentaba violentar a Ester e inmediatamente ordenó que fuera colgado en la horca que Amán había construido para Mardoqueo. Los tiempos de Dios son perfectos.
Mardoqueo fue ascendido al lugar de Amán como asesor en jefe. Pero lo más importante fue que Ester y Mardoqueo redactaron un nuevo decreto que no solo protegió a los judíos, sino que también les dio autoridad para defenderse de todos sus enemigos. El decimotercer día de Adar, el mismo día en que Amán había declarado que los judíos debían ser aniquilados, los judíos derrotaron a sus enemigos.
Dios guio y acompañó con su mano toda la vida de esta heroína, Ester. ¿Quién sabe si para esta hora había llegado al reino? Dios lo hizo.
Al igual que Ester, Rut era una mujer fuerte que eligió colocar las necesidades de los demás antes que las propias. Ambas mujeres fueron recompensadas abundantemente por su fe y coraje.
María Magdalena siguió a Jesús sin importar que pensaban los demás. En esto, ella era muy similar a la reina Ester: una fiel y leal seguidora de Dios sin importar los riesgos.
Así como Moisés presentó su petición al Faraón, Ester mostró gran valentía al acercarse al rey con el recado que Dios le había encargado. Tanto Moisés como Ester ayudaron a librar a su pueblo.
Quiz de trivia de la Biblia de Héroes: 12 preguntas sobre Ester
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