Sansón nació durante un tiempo difícil de la historia de Israel, mientras que la nación estaba en guerra con sus enemigos, los filisteos.
Los padres de Sansón tuvieron muchas dificultades para concebir. Un ángel les dijo que finalmente recibirían buenas noticias. No solo tendrían un bebé, sino que también este pequeño crecería y se transformaría en el libertador de Israel. Manoa y su esposa recibieron claras instrucciones del ángel acerca de cómo criar a su hijo para que fuera nazareo. Esta era una orden estricta de hombres israelitas dedicados a servir a Dios. Debían abstenerse completamente del alcohol, nunca tocar un cadáver o cortarse el pelo.
Tal como el ángel predijo, Sansón nació y sus asombrados padres lo criaron exactamente como se les había instruido.
Sansón creció y se volvió muy fuerte en todos los aspectos de su vida menos uno: tenía una debilidad por las mujeres extranjeras hermosas. En lugar de encontrar una buena muchacha israelita, este musculoso hombre se dirigió directamente al territorio enemigo. En las colinas filisteas conoció a una mujer.
El hizo oídos sordos a las objeciones de sus padres acerca de que esta muchacha no era israelita, y descaradamente planeó casarse con ella.
En el período previo a la boda, el Espíritu del Señor vino sobre Sansón en reiteradas ocasiones y él realizó hazañas inhumanas. Cuando un león intentó atacarlo, despedazó a la bestia con sus propias manos.
Cuando llegó el momento de la boda, Sansón regresó a filistea y se permitió participar de a una experiencia culinaria única. Dentro del cadáver del león halló un enjambre de abejas y un panal de miel. Sansón tomó un poco de miel directamente del panal y también le dio un poco a sus padres.
Durante el banquete previo a la boda, Sansón usó su experiencia con el cadáver de león y el panal de miel para crear un enigma. El propuso el acertijo a los treinta padrinos de su boda. Había una gran apuesta. Si no podían resolver el acertijo, deberían darle a Sansón treinta prendas de lino fino y ropa de fiesta. Por el contrario, si descubrieran la respuesta, Sansón tendría que darles a ellos el premio.
La pista críptica de Sansón, basada claramente en su incidente del león, fue esta:
"Del que come, salió algo para comer, y del fuerte, salió algo dulce."
No hace falta decir que los padrinos de boda no tenían idea de cómo resolver el acertijo. Frustrados, le dijeron a la mujer de Sansón que quemarían la casa de su padre con ella adentro a menos que descubriera la respuesta del enigma.
Sansón cedió bajo la presión de esta mujer, que estaba claramente aterrorizada. Él le dio la respuesta y enseguida ella fue y se lo contó a los padrinos de boda, poniendo a Sansón en la obligación de conseguir las treinta prendas.
Frustrado por el fracaso de su acertijo, Sansón se dirigió directamente a la ciudad costera de Ascalón. Allí, el solo mató a treinta filisteos y se llevó sus ropas. Luego regresó para darle a los padrinos de la boda la recompensa.
¡Sin embargo, las malas noticias continuaron llegando y Sansón descubrió que su suegro se había aprovechado de su ausencia para darle su hija en matrimonio a uno de los padrinos de boda! Ni siquiera permitió que Sansón la viera, pero le ofreció a cambio a su hermana menor en matrimonio. Sansón se negó. Aún más enfurecido por este cambio, decidió vengarse de los filisteos.
Para calmar su furia contra los filisteos, Sansón atrapó trescientas zorras. Luego ató las colas por parejas y amarró una antorcha a cada par de colas y soltó a las frenéticas zorras en los campos de granos y olivares de los filisteos. Los campos fueron quemados instantáneamente, lo que, naturalmente, fue una pérdida devastadora para los filisteos.
Enfurecidos, los dueños de los campos se volvieron contra la mujer y su padre, y los quemaron vivos.
El nazareo salió y mató a más filisteos después de enterarse de la muerte de su futura esposa y suegro. Sansón luego encontró refugio en una cueva llamada la roca de Etam.
Mientras tanto, los filisteos reunieron a un ejército y marcharon contra la tribu de Judá exigiendo que tres mil de sus hombres les entregaran a Sansón.
Sansón llegó a un acuerdo con los hombres de Judá. Aceptó ser amarrado con cuerdas y entregado a los filisteos con la condición de que no lo mataran ellos mismos.
Para asegurarse de que estuviera bien amarrado, los hombres de la tribu de Judá ataron a Sansón con dos cuerdas nuevas. Pero, justo cuando los filisteos estaban a punto de apoderarse de el, este nazareo los sorprendió. Usando sus músculos, rompió las dos cuerdas nuevas que lo retenían. Sansón no tenía armas, pero pronto improvisó. Al encontrar la quijada de un burro, la usó para matar a mil soldados filisteos.
Aunque odiaba a los soldados filisteos, Sansón todavía tenía una debilidad por las mujeres filisteas. El comenzó a celebrar después de la batalla con una visita a una prostituta en la ciudad de Gaza. Al enterarse de la presencia de Sansón, sus enemigos intentaron emboscarlo esperando a la puerta de la ciudad. Pero el plan fracasó cuando Sansón simplemente arrancó las puertas y las llevó hasta la cima de una colina distante.
Otra hermosa mujer filistea, Dalila, no tardó en entrar en escena y Sansón volvió a enamorarse perdidamente. Aquí, sus enemigos vieron otra oportunidad. Sobornaron a Dalila para que convenciera a Sansón de contarle el secreto de su fuerza.
Dalila usó todos sus encantos hasta que Sansón confesó que, si lo ataban con cuerdas de arco nuevas, perdería sus fuerzas. Una noche, mientras Sansón dormía, Dalila lo ató con cuerdas de arco, pero en cuanto se despertó Sansón las rompió fácilmente. Sansón le dijo a Dalila que usar sogas totalmente nuevas era el secreto. Pero eso tampoco funcionó. Dalila siguió intentando descubrir el secreto de su fuerza, pero Sansón continuó engañándola. Luego le dijo a Dalila que si alguna vez entretejía su cabello con la tela del telar, su fuerzas lo abandonarían. Efectivamente, mientras dormía, ella entretejió su cabello con la tela de un telar, pero, tan pronto como Sansón se despertó, se liberó y destruyó el telar.
Dalila no se dio por vencida, sino que continuó molestándolo diariamente y ganándole le por cansancio. Finalmente, el perdió su determinación y la verdad salió a la luz. Sansón le confesó que, como nazareo, una navaja nunca había pasado por su cabeza, pero si alguna vez se cortaba el cabello, perdería toda su fuerza.
Y así fue que mientras Sansón dormía, Dalila hizo que le cortaran el cabello. Cuando Sansón se despertó, se encontró sin fuerzas para enfrentarse a sus enemigos cuando vinieron por él. Fue capturado, le sacaron los ojos y se vio obligado a trabajar en la prisión, moviendo una piedra de molino para moler el grano. Los filisteos estaban felices de que finalmente habían capturado a Sansón.
Un tiempo después, los filisteos estaban celebrando un gran banquete en honor a una de sus deidades, Dagón. Como parte del entretenimiento, decidieron traer a Sansón atado al templo donde se celebraba la fiesta. Les dio gran satisfacción ver al que había sido su enemigo en una condición tan lamentable.
Sansón, ciego y con su cabello nuevamente largo, pidió que lo dejaran apoyarse entre los dos pilares de soporte del templo. Oró a Dios pidiéndole fuerza una última vez. Dios concedió su petición y Sansón empujó los pilares con todas sus fuerzas hasta que cayeron y el templo completo se derrumbó. Tres mil invitados de la fiesta perecieron junto con Sansón, en un final dramático en la vida dramática de este héroe bíblico.
Sin duda Sansón se permitió a si mismo participar de muchos actos espantosos, aunque vivió durante un período violento en la historia del mundo. Claramente, el tampoco cumplió con los altos estándares de un nazareo, los que sus padres le habían inculcado rigurosamente durante su educación. A pesar de la vida díscola de Sansón, Dios nunca se dio por vencido y, al final, le concedió la victoria.
Al igual que Sansón, David fue llamado a ser un líder fuerte del pueblo de Dios. Aunque ambos hombres cometieron errores graves, Dios los usó poderosamente de maneras que nadie puede negar.
Noé y Sansón fueron llamados a liberar al pueblo de Dios. Aunque en circunstancias y épocas diferentes, la vida de ambos reflejan las cosas asombrosas que podemos lograr cuando cooperamos con Dios.
Al igual que María Magdalena, Sansón cometió graves errores en la vida. Aunque estos errores le impidieron alcanzar su máximo potencial, Sansón finalmente volvió a Dios y recibió justicia.
Héroes de la Biblia: 12 preguntas sobre Sansón, el hombre más fuerte de la Biblia
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